Pasando la tarde

-Ouch-me quejé, abrazándome el torso después de que Poppy me hubiese golpeado con la bola. Le dediqué la peor de mis miradas, mientras hacía su reverencia y le volví a sacar la lengua, como si fuesemos críos-. Esto... ha sido trampa.

Cogí otra bola, ésta algo más pesada que la suya. Aún me dolía un poco el cuerpo después del golpe, y sólo logré tirar ocho de los bolos.

-Bueno... tendré que pensármelo-bromeé mientras me daba la vuelta para mirarla-. De todas maneras, no tengo pensado perder así que esto sólo ha servido para darte un poco de ventaja-me encogí de hombros, divertido y me senté en una de las sillas para esperar mi turno.

-Y esta vez, procura que no se te escape la bola en mi dirección, porfa-rogué, poniendo cara de angelito.

-Eh...-dije suavemente cuando sólo tiró dos de los bolos. Se sentó a mi lado y no pude evitar mirarla extrañado-. Eso no es normal en tí-comenté, señalando el marcador electrónico, donde un dos gigante aún brillaba, simbolizando la puntuación de Poppy-¿Te he molestado con lo de antes? Si es por algo que he dicho, lo siento, de verdad.

Le sonreí aliviado y le revolví el pelo después de que me diese un suave golpe. Me encogí de hombros y puse una sonrisa como de "fue sin querer". Me levanté de un salto y fui en busca de una bola. Cogí de las más pesadas y me puse en frente de la pista.

-Bueno, creo que con eso, te llevo un poco de ventaja-dije, con una sonrisa de suficiencia, señalando al marcador que marcaba mi pleno.

Abrí la boca de la sorpresa y no pude evitar mirarla con los ojos entrecerrados, un poco molesto porque se le diese tan bien. Le hice burla, aunque luego me arrepentí: seguía comportándome como un crío pequeño. Cogí una de las bolas que salía de la máquina y apunté, pero sólo pude tirar siete de los bolos. Inflé los carrillos.

-Chs...-protesté mientras volvía a mi sitio-. Ha sido mala suerte.

Miré el marcador electrónico e hice unos cálculos rápidos. No, no podía ganar. Miré a Poppy con una ceja levantada y me dirigí a tirar mi bola. La bola rodó un metro o dos y cayó en el rail que la llevaría de vuelta a la máquina sin derribar nada. Lo había hecho a propósito.
-Poppy, que sé contar-dije, con una sonrisa propia de quien pierde-. Bueno, creo que te debo algo, así que te toca elegir sitio, día y hora.

-Vale, ya sé a donde...-empecé a decir, pero me detuve en seco cuando noté que me abrazaba sin previo aviso. Por una vez no me sonrojé, pero la notaba muy cerca de mí... Respiré por fin y yo también la abracé con delicadeza. Me mordí el labio inferior y acerqué un poco la cara hacia ella, pero me aparté con rapidez. Había demasiado en juego e igual ella no quería.
-Eh... ¿cuándo estás libre para cenar?

Estábamos cada vez más cerca y aún abrazados. Ví cómo cerraba los ojos."Entonces está bien" pensé sonriendo, y me dejé llevar.
-Me parece bien-a penas logré susurrar. Yo también cerré los ojos y acerqué mi boca a la suya. Nuestros labios se unieron suavemente.

Enredé momentaneamente mis manos en su cabello, con ternura. El corazón me palpitaba con fuerza en el pecho. Aunque quería que aquel momento durara más, me separé un poco para mirarla directamente a los ojos. No dije nada. Simplemente la miré y le dediqué la mejor de mis sonrisas.

Acaricié su mejilla con una mano. Había pasado, y ahora me sentía muy bien. Parecía que cualquier cosa que pudiera decir estaba de más, así que me contuve durante un tiempo.
-Ha sido la mejor partida de bolos de mi vida-le susurré al oído, mientras aún la mantenía sujeta con mis brazos.

-Y yo a tí-pasé una mano por el pelo. Podía oler su perfume desde el lugar de mi cuello donde había apoyado la cabeza. Era un momento mágico, y yo no quería romperlo, pero no podíamos pasarnos toda la tarde en la bolera.
-Deberíamos irnos a otro sitio mejor, ¿no crees?

Al final nos separamos. Ella se fue a cambiarse los zapatos y yo la seguí de cerca. Me senté a su lado y me quité esos de colores de la bolera y me puse las convers. No veía el momento de quitarme ese horror azul, rojo y blanco de mis pies. Me levanté de la silla y esperé a Poppy para llevar los zapatos de la bolera al dependiente a la vez.