Entrevistas, entrevistas, agh! extres e.e ( Chad )

Salí de casa dando un portazo. Es verdad que no era habitual en mí comportarme así, en ese momento necesitaba estar sólo y esparcirme un poco. Ni siquiera era capaz de recordar por qué estábamos discutiendo, sólo recuerdo que la familia entera acabó dando gritos en medio de la sala de estar y de que yo fui el primero en decidir que no aguantaba más estar ahí dentro. No me di cuenta de que estaba lloviendo hasta que las gotas me cayeron en la cara. Aceleré el paso y me refugié en el saliente de un edificio.

No quería estar quieto, así que simplemente me dejé llevar a donde mi cuerpo me guiase. Creo que ese día casi logré que me atropellasen un par de veces, y claro, el frenazo iba seguido de su correspondiente pitido y tanda de insultos del conductor que asomaba la cabeza y un puño cerrado por la ventanilla. Y aún así, seguí caminando, completamente absorto durante lo que me pareció por lo menos, una hora.

Logicamente, como iba mirando para el suelo, tenía que acabar chocando con alguien. Pues bien, a ese alguien no le sentó muy bien que su paquete de tabaco acabase en el agua. En otra ocasión me hubiese disculpado.

-Ya bueno, tampoco te costaba mucho mirar a tí-dije, arqueando una ceja.

-La verdad es que no me gusta el metro-farfullé en voz baja mientras veía como aquella chica, con todo el pasotismo del mundo, se apoyaba en la puerta del local y se ponía a fumar. Hicé una pompa con el chicle que estaba mascando y la dejé explotar mientras esperaba a que esa especie de "venganza" que se estaba tomando en la entrada. Me rasqué la cabeza distraídamente, como si no me importase lo más mínimo que ne me dejase pasar.

-Espero que luego le expliques tú al dueño porque no pude pasar a tocar-comenté, como quien no quiere la cosa, encogiéndome de hombro-. Después de todo, tampoco es que hoy tenga demasiadas ganas de hacerlo-añadí, arrastrando las palabras al hablar-. Pero, como sea, es responsabilidad tuya.

//Off: que estrés xD

En un par de ocasiones, me echó el humo del tabaco a la cara. No quería toser, no en ese momento, sencillamente, sentía como la necesidad de pinchar a aquella chica que tenía delante, así que me limité a contener la respiración hasta que el humo se disipó. Parecía que no se esperaba que fuese yo el que iba a tocar en aquel local, o por lo menos, eso creí yo cuando empezó a toser. Aunque quizá fuese culpa del tabaco que había tragado.

-Acabaré por plancharme el pelo-susurré muy bajo mientras pasaba una mano por los rizos de los que se acababa de burlar-. Y dime, ¿eso lo dices desde la experiencia personal?-solté casi sin pensar, mientras mi rostro dibujaba una sonrisa que decía "espero darte donde duele".

Dediqué una mirada al dueño, que se acercaba a duras penas mientras lograba soltar algún "oye chico" o algún "eh, tú".

Me quedé mirandola extrañado. No sabía por dónde coger lo que me estaba diciendo aquella chica de la que ni siquiera sabía el nombre. ¿Era de verdad un consejo o sólo estaba intentando tocarme las narices? Su gesto no parecía el de alguien con ganas de gastar una broma pesada, pero quién sabía. En medio de este debate mental, el dueño del bar llegó hasta mí y, aún farfullando algunas palabras inconexas, me guió hasta el interior del local. Logré librarme un momento de sus manos y me volví a donde estaba la chica de los cigarrillos.

-No tengo intención de fastidiar esto-le dije, bastante serio-. Te sonará a estupidez digna de película, pero es mi sueño-tiré el chicle que estaba comiendo fuera del local y vacilé unos segundos delante de ella, sin saber que hacer.

Me fui sin volver a mirar a la chica del pelo rubio. No sabía si se iba a quedar para escucharme o si había decidido irse sin más. Ni siquiera estaba seguro de por qué me preocupaba ese asunto, cuando ahora tenía algo más importante entre manos. El rechoncho hombre me condujo por una puerta semiescondida a una sala en la que podría prepararme antes de salir a escena.
Me ladró unas cuantas órdenes, pero no le presté demasiada atención. Sólo me limité a asentir de vez en cuando, en los momentos en los que me parecía necesario. Mi fingida atención hizo efecto, ya que se marchó con una sonrisa bonachona en su redonda cara, dejándome sólo en aquella habitación claustrofóbica.
Hice sonar mis nudillos, como hacía con frecuencia, sobre todo cuando estaba nervioso. Las voces y el griterío se filtraban por las ranuras de las puertas de la sala, poniéndome más tenso. El colofón lo puso el dueño cuando su voz amplificada comenzó a anunciar mi actuación en todo el local y el silencio reemplazó al barullo. Respiré hondo intentando calmarme. Tenía que estar sereno. Nervios fuera.
¡Y una m*erda! Estaba más nervioso que nunca en mi vida, pero saqué fuerzas para salir por una segunda puerta y sentarme en aquella silla con mi guitarra, encima de aquel escenario poco elevado.
Recorrí la sala con la vista, dedicando una mirada especialmente larga a la chica rubia. "Mírame bien" pensé. Toqué los primeros acordes suavemente, para calentar. El sonido comenzaba a ser rasgado por mi guitarra. Sería una canción lenta, para empezar, para captar su atención. Era una de las que más tiempo llevaba ensayando, ya que era una de mis favoritas, pero no tenía pensado tocarla aquel día. Algo me hizo cambiar de idea.
Según mis dedos iban paseando por la guitarra, iba ganando confianza. Las notas inundaron con fuerza el local. No podía oír nada más que la música, como si el mundo se hubiese detenido para mí. MI Música...

Esta fue más o menos la canción:

Spoiler:

Ya se había acabado mi turno. Me resultaba increíble que algunas de las personas de por ahí incluso me hubiesen pedido repetir. Me despedí modestamente y titubeando por uno de los micrófonos y bajé del escenario, con la guitarra bien guardada en la funda que colgaba de mi espalda. Me sentía bien cuando pasé entre la gente que me felicitaba, pero yo no terminaba de creermelo. Era como estar en una especie de sueño. Agarré la manilla de la puerta después de volver a decir "gracias" por vigésima vez y abrí sin mirar.
Un olor conocido a tabaco me asaltó nada más poner un pie en la calle. Ella estaba allí, con su cigarro en una mano, impasible. El humo se contoneaba lentamente en su ascenso entre la lluvia. Al final se había quedado y me había escuchado. Pero, ¿a mí que me importaba? ¿Qué hacía otra vez pensando esas chorradas?
Coloqué con cariño mi guitarra a un lado y me apoyé en la pared, en frente de ella. Con la mano derecha sujetaba la funda del instrumento para que no se cayera. Estuvimos en silencio un buen rato, así que fui yo el primero en hablar.
-No pensaba que te fueses a quedar...-quería preguntarle qué le había parecido, pero eso fue todo lo que fui capaz de decir.

En ese momento, agradecí haberme apoyado contra la pared, porque si no, creo que me hubiese caído de espaldas al suelo de la impresión. ¿A caso había reconocido que no lo había hecho mal? ¿Después de nuestra disputa? No me lo esperaba. Se sentó en el escalón y yo simplemente la miré mientras lo hacía. Era una sensación extraña. Se suponía que tenía que sentirme bien. Había ganado, ¿o no? Entonces, ¿Qué era ese nudo que sentía en la boca del estómago?
-Gr-gracias-logré decir-. Esto si que no me lo esperaba. Y menos después de... bueno, ya sabes después de qué.
Reí, intentando quitarle tensión a la situación, aunque mi leve carcajada simplemente fue ahogada por el ruido de una moto que pasó en ese justo momento al lado, a toda velocidad. Cuando volví a hablarle, lo hice más suavemente.
-Aún no sé cómo te llamas, rubia-añadí, recordando su chiste sobre mi pelo.

No había sido tan fácil como había creído, no se le había olvidado lo del tabaco. Era de tontos esperar que una canción lo solucionase todo, aunque el asunto fuese pagar un paquete de cigarrillos. Me encogí de hombros, aceptando mi parte de responsabilidad. Me recosté un poco más en la pared, sin separar mis manos de la guitarra.
-Vale, vale-puse los ojos en blanco-. Te debo una cajetilla. Te prometo que te la pago. Algún día.
Me dijo que podía llamarla Maggie. No le dije mi nombre porque al haberse quedado mientras tocaba, debía haber escuchado al orondo propietario del local anunciarme por los altavoces. Saqué un nuevo chicle de menta del bolsillo de mi cazadora, lo desenvolví y me lo metí en le boca, tirando el papel a la calle.
-Es que-admití-. No me gusta llevarme mal con nadie-hice una pompa con el chicle y la exploté.

Asentí levemente, aunque quizá no se notase mucho desde su posición. Le pagaría el paquete de tabaco que le debía, pero la idea no me hacía demasiada gracia. Siempre he odiado el olor del tabaco y el humo me daba asco... Pero cada uno tenemos nuestras manías. Tampoco yo estaba para hablar, mascando chicle cada poco.
-Ah, pero no serías ni la primera persona ni la única que me cae mal-hice una mueca. No me gustaba estar a mal con la gente, pero tampoco es que me fuese a desvivir por llevarme bien con los demás. Por ejemplo, estaba el tema de mi hermano... aunque quizá eso fuese porque soy un poco celoso. Sí, sería por eso.
Se levantó e hizo una broma sobre mi manera de sostener mi guitarra. Me defendí diciéndole que le tenía mucho cariño, pero no dije nada más. Me estaba poniendo nervioso mientras ella intentaba encender otro cigarrillo.
-Claro que sí, ¿quién te crees que soy?-giré los ojos-. ¿Lo intento yo?-le pregunté señalando a su cigarrillo aún apagado.

Cogí el mechero que me tendía y le di un par de vueltas a la ruedecilla hasta que logré encenderlo. El fuego se extendió hasta el cigarrillo y solté. Le devolví el mechero, procurando no tragar demasiado del humo que empezaba a salir del tabaco para no toser. Arrugé la nariz ante su comentario. Parecía dedicada a pincharme, aunque yo estaba procurando portarme bien. Hice otra mueca más y logré ahogar entre mis pensamientos un comentario bastante hiriente que se me acababa de ocurrir.
-Te lo tomas todo muy a pecho, ¿no?-me pasé una mano por el pelo, con infinita tranquilidad-. Aunque más bien me parece que lo tú quieres es tocarme un poco las narices y no sé por qué. Pero no lo vas a conseguir tan fácilmente.
Hice un gesto, como quitándole importancia.

Mientras miraba como ascendía aquella "O" hecha con el humo del cigarrillo, oí aquel comentario y mi rostro dibujó lo que debía ser una mueca por la sorpresa. Pero creo que esa mueca se hizo aún más amplia y más extraña cuando se disculpó por lo que había dicho. No, debía estar imaginándome cosas, no podía haberse disculpado. Aunque la acababa de conocer, me parecía que no le pegaba y menos por un comentario como ese.
-Espera, que voy contigo-la llamé, mientras me pasaba la cinta que sostenía la funda de la guitarra por los hombros y volvía a entrar detrás de ella en el local-. La verdad es que tengo algo de sed-me justifiqué, aunque no estaba seguro de por qué le tenía que dar explicaciones a nadie.
Con toda la gente que había, tendríamos que esperar un poco si queríamos que alguien nos atendiese. Dejé caer uno de mis brazos sobre la barra del bar, de forma despreocupada.

//off: Lo de "no eres tan importante" me ha llegado al alma xD

Maggie se sentó en uno de los taburetes que había colocados a lo largo de la barra y repetidamente hizo intentos para captar la atención de los tres camareros que pasaban como exhalaciones de un lado a otro, sin prestarle la menor atención a la rubia. Yo pasé de intentarlo. Cogí una servilleta y me dediqué a doblarla varias veces sobre sí misma.
Por fin, parecía que ella se había rendido de llamar a alguien para que nos atendiese y me dirigió la palabra. "Una tregua" me quedé con cara de chiste durante un par de minutos, ya que al principio no me creí que lo dijese en serio. Arqueé una ceja con curiosidad.
-¿Estás de coña?-pregunté, aún sin creérmelo-. Por mí, vale.
Volví a concetrarme un rato en la servilleta de papel con la que estaba jugando e hice unos últimos doblados. Coloqué el barquito de papel que quedó a su lado en la barra.
-¿A qué viene este cambio de idea, si puede saberse?

//off:

Maggie Wells escribió:Me aupé sobre la barra mirando a solo tres caramelos que pasaban de un lado al otro corriendo y sirviendo copas.

Hum... Caramelos? No sabía que los que atendían en los bares eran caramelos, entonces yo como camareros? XD