Entrada

Despues de continuar el camino mirando el suelo o de reojo a May, no pensaba que el camino se iba a hacer tan irremediablemente corto.
Y cuando miré la casa, fruncí el ceño mirando a aquél gigantesco chalet que tenía Mayre. Volví a observarla sopesando la edad que tenía que tener.
- ¿Vives sola?- pregunté curioso, casi murmurando como si fuera un comentaría natural. Aunque, ni siquiera tenía perro.

Asentí con la cabeza, con una mueca.
-Sí, mi familia no está ni en el más parasitado rincón de América -sonreí de medio lado, bromeando-. Es larga historia. Estoy segura que si no habría pasado por tantas cosas en esta vida, ni estaría en Los Ángeles, ni viviría aquí, ni nada.
Lo miré, observando su extraño rostro, ceñuda.
-¿Te pasa algo?

Miré a May ecuchando lo que decía y dejé de sonreír sopesando sus palabras e intentando hacerme una ídea de que podría haberle ocurrido.
Agaché la cabeza mirandome los zapatos de vestir, moviendolo de un lado a otro. Alzé la cabeza al escuchar su pregunta, y sonreí. Sacudí la cabeza y saqué las manos de los bolsillos.
- No, estoy bien. Muy bien.- dije mientras me acercaba a la puerta junto a ella, apoyandome de lado sobre el cerco.- Bueno...- respondí, sintiendome reacio a despedirme. Sentía curiosidad sobre May, ¿cómo tenía esa casa?¿Y su familia estaría...? Pero me quedé allí, observandola, son su pelo cayendo sobre sus hombros y volví a sonreir.

Sonreí algo apenada porque terminara la noche y subí las escaleras del porche, cogiendo de mi bolso las llaves de casa y quedándome quieta en la puerta, jugando con las llaves y mirándolas avergonzada, por no mirar a Marc.
-Mmmm... Bueno... -dije yo también.
Iba a decir algo, pero no me salió.

Moví la cabeza, y me envaré, apartandome del lateral de la puerta y acercarme a Mayre para despedirme con dos besos.
- Debería irme, y dejarte descansar.- comenté encogiendome de hombros y sonriendo. Le besé en la mejilla...pero no sé por qué, no estaba dispuesto a irme así. Asique llame a mi yo discotequero y cogí fuerzas de algún lado, para esta vez acercarme a sus labios y besarla, antes de largarme con una bofetada o con algo mejor.

Sonreí con cierta tristeza cuando se despidió. La verdad, no es que me importara mucho o poco pillar. Es que había tenido una corazonada, un sentimiento distinto hacia Marc, así que me despedí dándole los dos besos, pero me quedé flipándolo más aún cuando me volvió a besar... pero esta vez en los labios.
Abrí mucho los ojos de la impresión y luego los cerré, dejándome llevar y besándolo con más sentimiento que mis otras relaciones de todo tipo.
Casi se me cayeron las llaves de la mano y todo, me había relajado tanto en besarlo y en abrazarlo por sus hombros y en ponerme en puntillas para conseguirlo que se me había olvidado lo demás.

Como no se apartó, ni se envaró, ni hizo algún otro movimiento que podría considerar como un rechazo. Asique rodeé su cintura delgada con mis brazos y disfruté del momento de la despedida, que ahora me parecía típica de una película en toda regla. Pero después de un rato deje de pensar, y solo me separé de ella cuando necesité tomar aire, aún asíno fue una separación demasiado notoría. Lo suficiente para respirar y apoyar mi frente en la suya.
- Debería...irme?- dije con dificultad, que sonó más bien como una pregunta en vez de una sugerencia.

Sonreí ante su pregunta mientras cerraba lentamente los ojos con mi frente apoyada en la suya, negando levemente con la cabeza. No sé si debería, pero yo no quería que ahora se fuera.

Me reí entre dientes y la bese una vez más en los labios un vez más, rapidamente y miré de reojo la calle que estaba a nuestro lado.
Alcé las dos cejas de forma casual mirandola, sonriendo de lado y le robé las llaves de las manos e hice que se movieran de un lado a otro delante de sus ojos.
- Entonces entramos...antes de que a tus vecinos les de por apagar la tele y asomarse.- bromeé con una sonrisa.

Reí entre dientes, arrebatándole las llaves mientras abría la puerta y depositándolas en un tarrito al entrar.
Agarré a Marc por el cuello de la camisa, besándolo con la intensidad de antes mientras cerraba la puerta con la pierna y cerraba los ojos, disfrutando de aquel beso.

Me quitó las llaves, y esperé a que abriera, aún con una mano en su cintura mientras observaba como crujia la madera contra el suelo y May pasaba a dentro.
Se giró y solo tuve tiempo de cerrar los ojos y colocarle las manos en las mejillas, enterrando una de ellas en su pelo. Jugé con su lengua y solo me separé para darle un par de rapidos besos divertido.
- Cuidado.- murmuré contra su boca, cuando al trastabillar hacía delante, con las manos extendidas golpeé una mesa. Miré a May y sonreí una vez más antes de volver a besarla.

Lo miré divertida, entre la mesa y él, besándolo mientras sonreía contra sus labios.
-Qué bien que me protejas -siseé en un momento al separarme, para luego volverlo a besar, sentándome a la mesa y acercándolo a mí por el cuello de la camisa para besarlo mejor.

Me reí entre dientes entre beso y beso.
- Seré tu guardaespaldas personal.- bromeé, apoyando las manos a los lados de la mesa. Volví a sentir sus manos en el cuello de mi camisa y pensé que se había roto. Pero aguantaba como nunca y mucho mejor. Le aparté el pelo del rostro, enterrando las manos y besandola. Después bajé las manos, acariciando su cuello, su clavícula y sus brazos, con los nudillos, hasta volver a apoyar las manos en la mesa.

Volví a sonreír contra sus labios, con los ojos cerrados, dejando aquel beso para darle otros cortitos pero seguidos.
-Eso-me-gusta -contesté entre beso y beso, apoyando mi frente en la suya y cerrando los ojos con el ceño fruncido.

Sonreí y me quedé mirando su rostro unos instantes. Pasando desde su cuello, hasta sus labios, su nariz ina y me dí cuenta de que tenía el ceño fruncido. Pestañeé y ladeé la cabeza un poco, subiendo una mano para entrelazarla con la suya.
- ¿Ocurre algo?- pregunté.

Lo miré ceñuda, pero sonriendo un poco de medio lado, como intentando tranquilizarlo. Llevé mi mano a su mejilla y lo miré pensativa, sonriendo más ampliamente y negando con la cabeza.
-No, sólo que... -encogí los hombros-. Hacía mucho que no me ocurría algo así.
Por no decir la cursilada de "Hacía mucho que no me liaba con un tío sólo por sexo".

Me estiré un poco y me pasé una mano por el pelo para apartarlo de los ojos y la besé de nuevo sobre la mesa. Después volví a separarme para quitarme la chaqueta, y carraspeé mirando a May con una sonrisa divertida.
- Bueno...a mí tampoco.- respondí me encogí de hombros y la besé en el cuello. Me pasé la lengua por los labios y cuando fuí a besarla comenzó a sonar una canción horrible, o por lo menos yo la odiaba. Miré mi chaqueta, donde debia de estar mi movil en uno de los bolsillos como si eso hiciera que se apagara.
- Un momento.- pedí resoplando y me acerqué a la silla donde la había dejado.

Aquel sonido que interrumpió el beso me cortó bastante el rollo. Asentí con la cabeza lentamente, frunciendo los labios y mirando de reojo a Marc. ¿Qué sería tan importante como para que tuviera que contestar ahora?
Me quité los zapatos y me levanté para dejarlos en el vestidor mientras Marc atendía a la llamáda.

Cogí el movil del bolsillo delantero y miré el número que se reflejaba. Puse los ojos en blanco, era mi compañero de piso. Ya podría tener una buena escusa.
- ¿Si?- pregunté con voz ansina y poniendo los ojos en blanco. Entonces abrí los ojos poco a poco al igual que la boca.- ¿De verdad? Eso...eso, es genial.- dije riendome entre dientes pasandome una mano por el pelo.- Vale, entonces, iré pronto...si, tranquilo. Hasta ahora.- colgé feliz y estube a punto de dar un salto pero entonces escuché un ruido y miré a May. Tragué saliba y cogí aire.
- May...-empecé acercandome hacía su vestidor.

Había dejado los zapatos en una balda del vestidor y me miré en el espejo, suspirando. Vaya, pues sí que... Menuda manera de joder la fiesta. Dichosos móviles... Por eso el mío estaba casi siempre en silencio.
Me giré al ver en el espejo a Marc, entrando por la puerta. Sonreí de oreja a oreja, seguramente como una tonta.
-¿Sí?

Le miré, apoyandome en la pared de lado y tentado de dejarlo pasar por aquella noche. Me rasqué un lateral de la nariz y agaché la cabeza, mirando al suelo, a aquellos estupidos zapatos de vestir de no sé cuantos dólares.
- Voy...voy, a tener que irme.- dije mirandola, cabeceando.- Esque me han llamado y es...importante...lo siento.- dije sonriendo, somo di eso me disculpara lo suficiente.

Desvanecí lentamente mi sonrisa, quedándome callada y mirando al suelo con un rostro algo indiferente.
-Ah...
Iba a preguntar: ¿Y se puede saber qué es eso más importante que yo? Pero no... El hecho de habernos besado no es que debiera estar ni celosa, ni preocupada... La confianza seguía siendo la misma... Pero me fastidiaba, porque incluso llegaba a pensar que intentaba librarse de mí por algo que, no sabía qué era, pero que había hecho mal o que, para él había sido un rollo y ya está. Aunque de los labios y el manoteo no pasáramos.
Fruncí los labios y lo miré a la cara.
-Vale. Vete si es lo que quieres. No te preocupes.

Me quedé mirando su rostro unos minutos y chasqueé la lengua, sacudiendo la cabeza y devolviendo la vista a los zapatos. Levanté la cabeza y la miré con una sonrisa acercandome a pasos cortos hacía ella.
- Hombre, querer...querer, preferíria quedarme.- bromeé encogiendome de hombros, la miré a los ojos y ladeé la cabeza.- Esque, hice un casting...y podría decirse que es, una importante oportunidad. Me redimire de esta noche, te lo prometo.- dije y la besé de nuevo cerrando los ojos. Me separé y volví al salón en busca de mi chaqueta.

Me quedé quieta en el vestidor tras el beso, mirando algo entristecida, sin saber exactamente por qué, el suelo.
Alcé la vista, caminando hacia el salón descalza y deslizándome casi como una serpiente, apoyándome en el marco de la puerta de lado.
-¿Me llamarás? -pregunté.
Esperaba que sí...